Noticia3 2022 08

Agosto 2022

HASTA LAS VENAS HUMANAS SON BASUREROS DE PLÁSTICO

Los humanos lo hemos contaminado todo. Ahora, hasta nosotros mismos, pues un estudio encontró presencia de estos compuestos en la sangre.

Mírese los antebrazos; ¿puede ver sus venas? ¿Puede ver que, en tonos verdes, azules o morados, llevan de aquí para allá su sangre y le mantienen vivo? Resulta que esa misma sangre que corre por su cuerpo puede estar contaminada y llevar consigo microplásticos.

Mejor dicho, así como el lugar más profundo del océano ya hay basura humana, también la hay en las zonas más inhabitadas en la Antártida o la cima del monte Everest, ya encontraron microplásticos en la atmósfera; y así como en los estómagos de las ballenas hay botellas y bolsas, así mismo está usted contaminado.

Y es que ya se sabía que la comida que consumimos puede tener trazas de plásticos, que ya están en nuestros intestinos y hasta en nuestros pulmones, por el aire contaminado, pero una nueva investigación de un grupo de científicos en los Países Bajos, han descubierto que los daños y posibles efectos ya van más allá, son más duraderos: está en la sangre. ¿La culpa?: de los humanos.

Es de los humanos porque somos nosotros los que producimos y consumimos plástico.

¿Cómo llegó a nosotros?

Los microplásticos son plásticos de tamaño microscópico que se forman durante el proceso de fabricación de los plásticos y otros derivados del petróleo, durante los procesos de degradación natural de los materiales plásticos o incluso por el desgaste y lavado de la ropa. Están compuestos por variedad de polímeros, como el polietileno y el nylon. Así, se han encontrado que transportan metales pesados que pueden ser tóxicos para la salud y para el neurodesarrollo y ocasionar cáncer, y patógenos, como colonias de bacterias o virus.

Debido a su tamaño, se fragmentan con facilidad y son fácilmente transportados, por lo que se pueden encontrar en muchas fuentes y es por ahí por donde ingresan a nuestro cuerpo. Se han detectado el agua que bebemos, aunque sea embotellada; en la comida preparada y en los animales de consumo humano; en frutas, verduras, en la sal y hasta en la cerveza; en la lluvia que cae sobre la piel y en el aire que se respira. Ya prácticamente los microplásticos se encuentran entonces como parte de la cadena alimenticia y los humanos los tenemos presentes en nuestro organismo, sobre todo en el tracto gastrointestinal. 

Estamos contaminados.

Lo que más se conoce y ha estudiado es el impacto en los intestinos y en el sistema respiratorio, sobre todo en los pulmones, y se sabe que el daño y el riesgo permanecerán en el cuerpo por largo tiempo dada la naturaleza de no degradabilidad del plástico.

Se sabe que los microplásticos pueden producir inflamaciones, respuestas inmunológicas, infecciones, disrupciones endocrinas, afectar el metabolismo, y se ha encontrado relación con enfermedades pulmonares, desde el asma y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica hasta el cáncer. Pero también podrían ingresar al cuerpo y no hacer nada.

Pero también están los químicos que lo componen, principalmente el tereftalato de polietileno (PET) y el poliestireno, asociados a irritaciones pulmonares, mareos, dolores de cabeza, asma, a estrés oxidativo, citotoxicidad, inmunotoxicidad, alteración de la tiroides, etc.

Se han encontrado en pulmones, específicamente en el lóbulo pulmonar inferior; en el intestino; en heces; en la sangre humana y hasta en las placentas de los bebés nonatos.

Fuente: https://www.elcolombiano.com/medio-ambiente

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